Quienes me conocen saben que el ferrocarril no solo es mi profesión, es mi pasión y anhelo. No puedo sustraerme a escribir, una vez más, sobre el impacto negativo que tiene en Jaén la desaparición paulatina de trenes, la escasa, casi nula, inversión, y la parsimonia con la que organizaciones sociales y políticas de esta provincia afrontan el tema. Hay que decirlo alto y claro, sin ferrocarril, Jaén tiene un futuro con los días contados. Esta realidad está ahí, guste o no. Y ya está bien de dar cheques en blanco, da igual quien gobierne, “obras son amores, y no buenas razones” Quienes cerraron líneas tienen nombre, los que eliminaron trenes, el sangrante caso de no tener siquiera el que unía Linares con Granada es el colmo de los despropósitos ¡Tienen cara! Solo pido que las cosas cambien; para ello, esta sociedad jiennense debiera escupir menos improperios y hacer algo de verdad útil, reivindicar, dar la cara. Si todo nos da igual, conseguiremos no importarle a nadie, no lo olvidemos. Ojalá el tracatrá del tren no sea solo el estribillo de una canción en nuestra memoria.
12 de enero de 2020
Diario Jaén