La historia de Correos siempre recordará a Málaga como la ciudad que vio morir una era en la industria de la mensajería española. El 30 de junio de 1993 circuló la última expedición con un vagón de correos de España, que finalizó su viaje en la estación de Málaga.
Recientemente se ha publicado el libro 'Trenes de papel, 150 años de expediciones ambulantes y coches correo en España', escrito por los empleados de Correos Francisco Berbel, actual jefe de sector de Distribución en Málaga, Gaspar Martínez y Pedro Moreno, antiguos empleados del departamento de Estudios Postales, ya jubilados, y por el delineante Pedro Pintado.
Este proyecto rememora los casi 150 años de los trenes correo, los orígenes del transporte postal por ferrocarril, que se remontan en nuestro país al año 1852, cuando se incluyó una diligencia que transportaba correo en el tren que unía Madrid y Aranjuez. Las expediciones ambulantes por ferrocarril perduraron hasta el 30 de Junio de 1993, fecha en la que viajó la última oficina móvil, agregada al tren expreso Madrid-Málaga.
«En la última expedición el vagón incluía un furgón. La diferencia es que el vagón es una oficina de correos móvil y el furgón era el almacén», específica Javier Berbel Silva, coautor del libro y Jefe de Sector Distribución Zona 6 de Málaga.
Francisco Fonsenca fue el último jefe de expedición -o funcionario ambulante- que montó en este viaje final. En él le acompañaba Vázquez Losada, quien fue Ambulante administrador (Jefe de la oficina). Actualmente vive en Madrid y tiene 96 años. «Francisco Fonsenca llevaba más de 35 años viajando en trenes y 29 de ellos entre Madrid y Málaga», relata el jefe de sector. Las expediciones de Correos tenían sentido de ida y de vuelta, lo que se llamaba como «expedición descendente» y «expedición ascendente». «Desde 1991, Correos empezó a transformar las conducciones por ferrocarril en conducciones por carretera. Hubo años en el que el mismo trayecto lo hacían por carretera y ferrocarril hasta que se adaptó», declara Berbel.
El tren de Correos, nombrado como Efemérides, se conserva actualmente en Valladolid. La empresa lo cedió a la Asociación Vallisoletana de Amigos del Ferrocarril (Asvafer). Sin embargo, el convoy quedó instalado en la estación de Málaga durante unos días mientras sus trabajadores volvían a Madrid en avión. «Al final volvió remolcado en un tren de mercancías hasta Madrid donde estuvo en el centro de clasificación de Chamartín, que es de donde partían todos los trenes de España», expone el autor.
Pero la relevancia de Málaga se extiende más allá de este evento. «Málaga fue origen y destino de expediciones ambulantes desde 1864, cuando empezaron a hacer expediciones radiales por toda España, desde Madrid a todas las capitales», menciona Javier Berbel. Además, en el tren Postal de Andalucía -o tren postal del sur- se transportaban pieles de Jubrique o vino de la provincia a distintos puntos del país. A partir de los años sesenta empieza a tener importancia el transporte de la prensa impresa en Madrid, que también distribuía a las provincias. «Todo eso se transportaba en los trenes postales», matiza Berbel.
El libro consiste en un estudio pormenorizado sobre las oficinas móviles utilizadas por Correos, compuestas por vagones y furgones postales y otros departamentos en todo tipo de trenes y tranvías. Además, en el trabajo se abordan otros temas de la historia postal, como normativa y organización del trabajo, con entrevistas a funcionarios ambulantes y coches correo conservados en la actualidad, entre otras temas.
La obra fue presentada el pasado día 4 de agosto en el Ayuntamiento de la Estación Linares-Baeza, con motivo del 15 aniversario de la Asociación Amigos del Ferrocarril de Linares-Baeza (Albaf). También tendrá una presentación oficial, previsiblemente durante el mes de septiembre, en el Museo del Ferrocarril de Madrid.
3 de Septiembre de 2019
Diario Sur